“Muchas veces las crisis se ven como algo muy negativo, y con mucho miedo. Y al final, la palabra crisis es sinónimo de cambio, de transformación, de limpieza, de quitar telarañas, de quitar vicios adquiridos, y reformular, reconstruir.¨ — Pucho, Vetusta Morla
Desde la noche de la ultima parranda en Salamanca, tengo días de estar tragando cada pedazo de comida como si fuera limosna. De Salamanca a Barcelona y el regreso, desde Madrid hasta Nueva York y Los Angeles comía mis sentimientos para aliviar el remordimiento de salirme de España. Pero todo tiene su final, como el tema de este serie de blogs. Por fin ha llegado el momento de escribir el último capitulo de mi aventura en Salamanca – y lo tenía que escribirlo en español.
Puede ser el “jet lag” esta jugando un poco con mis sentimientos. Dure como 15 minutos en mi escala en JFK cuando la ansiedad me pego bien fuerte. Estuve de nuevo en el pecho mi país maternal y me sentí como el hijo recién llegado de un conflicto. Pero la experiencia de Salamanca y el resto de España no era conflicto. Era un reencuentro con cosas que valoro con tanto de mi ser. Pienso en detalles de la vida real, cosas tan substantivas son como el pan fresco que Manoli nos daba con cada comida.
Se que tengo que vivir estos próximo días en una manera muy tranquila y no romantizar lo que me ocurrió en España. Pero como puedo regresar a mi vida normal cuando pienso en:
- Los comentarios de Manoli cuando comimos todos juntos, incluso los de Brianna y Krystal porque fuimos una familia
- Los dichos de Manoli como: “Lo que escupes al aire te va caer y lo tragaras”
- Los opiniones de estrellas del cine americana: “Julia Roberts tiene una boca como la Plaza de Toros
- Sus sopas de alubias, lentejas y su preocupación con la frescura de la fruta que compraba de la vecina.
- ¡La tortilla española!
- Las voces claras y dulces de sus nietos
- Escuchando las risas autenticas de Krystal y Brianna cada día sobre nuestras experiencias y vidas
- La mujer en El Corte Inglés quien sacó su móvil de su sujetador cuando pagaba el saldo.
- El taxista de Barcelona que soñaba en visitar Los Angeles.
- Cenando en Chueca y charlando con Montse, una noche tan divertida que perdí el tren.
- Las mañanas caminando por la Plaza Mayor en Salamanca.
- Mis cafecitos en la cafetería de la Pontificia.
- Las manías de mis profesores con “Los chinos” en la Pontificia. (Y no en una manera negativa.)
- Las diferencias entre el castellano y el español de Latino América. Como dijo Palmira, el futuro de español no esta en España. El desarrollo del idioma será controlado por el oeste, los Latinoamericanos.
- Los sentidos de humor y respeto que encontré con Palmira, quien realizo un ambiente segura y autentica durante nuestras charlas reveladoras en la clase de conversación.
- El amor intenso de Dr. María José Boyero cuando hablaba de gramática y literatura que me dio animo para vivir de nuevo.
- Samuel, la sorpresa y, al final, el regalo de España.
No es cuestión de visitar un país para conocer su gente. Tienes que vivirlo con ellos. Tienes que vivir sus tradiciones, compartir su comida como su cultura. Así puedes sentir el apego que existe cuando entiendes que eres parte de cosas tan cuotidianas, se sienten como si siempre eran parte de tu vida desde el principio.
Creo que las consecuencias de este viaje a España tendrán efectos no voy a reconocer inmediatamente. Pueden llegar hasta el fin de esta semana. Puede ser al final del año o nunca. Tengo tantas emociones que quiero expresar en este momento. Siente como una corriente eléctrica sin rumbo. No puedo salir de este país tan bello sin decir algo. Este mes era dedicada al estudio de gramática y literatura. Sería una tontería en no ofrecer un “blog” escrito en español. Yo sé que voy a cometer muchos errores. Solo te pido disculpa. (¡Te juro que mis calificaciones de ser “sobresaliente” no fue broma!) Como mis razones en tener esta aventura tan inolvidable y transformativa, pienso la sinceridad de esta nota será bastante. Como las lunas escritas por el autor mexicano Juan Rulfo, tú eres mi lector y testigo a una vida singular.
Soy americano, de primera generación. No nací como hispanohablante, me convertí durante mi colegiatura. Sentía una pena tan enorme, a veces soñaba de una vida diferente donde el mundo me llamaba ¨George” y no ¨Jorge.¨ Que falta de respeto porque llevo el nombre de mi padre. Pero el disgusto que sentía por dentro era como un purgatorio. Mi identidad era falsa, manipulada por la cultura dominante de los Estados Unidos. Este rechazo de mis raíces mexicanas no era algo tan raro. La fuerza de la cultura americana contiene elementos que no son basadas en la naturaleza. Sino son algo de ciencia ficción, realizadas en un laboratorio oscuro e insidiosa. Pienso en el doctor Frankenstein, revolcado por una locura en dominar todo el mundo sin pensar en las consecuencias.
Muchos compran lo que está vendiendo los Frankensteins de los medios, la publicidad, el gobierno, todos. No juzgo los que no pueden rechazar la mentira de valorar el sueño americano. No juzgo los que confunden ignorancia con nacionalismo. Solo juzgo los que piensan que no importa mantener dos identidades. Lo que se gana en ser bilingüe, esta mezcla cultural sobresale saber otra idioma. Es mantener lo bueno de ser humano. Es la ingrediente especial que realiza una receta tan poderosa y incomparable a lo resto.
“Well, we wish we were happier, thinner and fitter,
We wish we weren’t losers and liars and quitters
We want something more not just nasty and bitter
We want something real not just hash tags and Twitter
It’s the meaning of life and it’s streamed live on YouTube
But I bet Gangnam Style will still get more views
We’re scared of drowning, flying and shooters
But we’re all slowly dying in front of fucking computers…”
From “Scare Away the Dark” by Passgener (Michael David Rosenberg)
Como me han sorprendido mis amigos – mis lectores — por su apoyo y sus reacciones a las Confesiones de este mes. Mis observaciones han llevado a algunos comentarios interesantes, añadiendo más leña al fuego de mi deseo de liberarme de las redes sociales. La ironía es que ninguno de estos Confesiones habría alcanzado a nadie si no fuera por Facebook. Un dilema, ¿no?
Al final, no importa cómo se registraron mis pequeños terremotos del alma. Lo que sí sé con certeza es que expresé lo que tenía que expresar sobre este viaje. Para aquellos que leyeron todo y también ofrecieron un comentado con interés, te doy las gracias por la creación de un diálogo. Eso es lo que significa ser una comunidad, compartiendo ideas y teniendo en cuenta el discurso para darles forma a algo profundo y útil.
Esta conexión era real. No creo si no evolucionamos, nos convertiremos extinta porque no somos relevantes si no tenemos “followers” o un mogollón de “likes.” No necesito la validación que proviene de un botón, porque quiero que me lo dices en persona. Ya que son palabras de apoyo o un “cállate la boca”, se trasladaron a sentir algo tan fuerte seria una pena no hablar.
Esto puede ser una generación que piensa el iCloud esta llena de lo importante, pero tengo noticias para ellos. Imagínense un momento cuando todas las luces se apagan y no se puede subir cada imagen de tu narcisismo. ¿Dejaras de existir? Sócrates tenía muchos seguidores, sin necesidad de Twitter y dio forma al mundo en los siglos venideros. Así lo hizo Jesucristo. Ellos no tienen que cargar sus teorías o ideologías. Ellos sabían cómo hablar con la gente, cara a cara, y la gente escuchaba.
Eso es todo lo que necesitamos hacer. No temer a nuestra propia voz o la reacción. Lo importante es hablar y cuestionar y compartir. Para poner una cara a todo. Es curioso, yo no pensé que tenía que ir al otro lado del Atlántico para conectarme con personas totalmente desconocidas y sentirse parte de la raza humana de nuevo. Pero lo que es una maravilla para sentarme y hablar con la gente que vive con ganas de ser escuchados. Qué sensación es el privilegio de sentarse en un aula y tener conversaciones reales, compartir ideas y experiencias. Y en un idioma diferente, joder!
Temo que mantener este impulso será duro de nuevo en Los Ángeles, al igual que los muchos planes de dieta que he luchado para mantener durante años. ¿Es justo decir que tengo un cerebro sin grasa? ¿Que si soy capaz de derramé de todo el exceso de peso provocada por años de ser parte de la cultura de consumo de la Nación de comida chatarra y información de relámpago y conjetura?
Lo que he perdido no tengo ninguna razón para encontrar o querer otra vez. Lo que he ganado es todo lo que necesito en saber como afrontar el futuro. Tengo mi maleta y mi pasaporte listo para ir, por si acaso. Gracias España. No puedo esperar para ver a dónde voy a ir después. Tengo México en mi sangre porque mi familia Mexicana es algo que me da fuerza y valor en este mundo. Pero España siempre estará en mi corazón porque ahora representa esperanza, amor…y vida.
Hasta luego.
Martes, 29 de julio. Escrito en Barcelona, Salamanca, Madrid y South Pasadena. Subido desde Wayne Avenue Manor.